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¿Mujeres en el poder? ¿Mejores que los hombres?

Es una época maravillosa para esta reflexión.

Hoy, con esta esperanzadora ola de feminismo, es un buen momento para hacer algunas preguntas al respecto del aumento del porcentaje de mujeres llegando a ostentar posiciones donde pueden tomar decisiones de impacto colectivo. 

Las respuesta a ambas preguntas son Sí, necesitamos más mujeres en el poder. Y, no necesariamente.

Soy partidario de prepararnos para tiempos en que haya una mayoría de mujeres tomando decisiones que impactan nuestra vida cotidiana y que esas decisiones sean igual de malas que las que han tomado los hombres en siglos. 

Una de las esperanzas del feminismo es que las mujeres puedan demostrar su talento tomando decisiones desde una perspectiva feminista, valga la redundancia.

Esto significa entre otras cosas, que albergamos la esperanza de que las mujeres no cometan las mismas barbaridades que históricamente nos han llevado, justamente, tener los niveles de desigualdad que hoy tenemos.

Se espera que una sociedad más igualitaria pueda tomar decisiones más compensadas en las diferentes visiones de los géneros y que no sea solo esta mirada hetero-patriarcal que ha puesto a la mujer en un posición de actriz terciaria de la historia. ¡Qué digo actriz!, de señora de utilería para que los hombres pudieran hacer sus actuaciones. 

¿Están dotadas las mujeres, por el hecho de serlo, para tomar mejores decisiones que los hombres?

¿Es realista pensar que estaremos mejor en una sociedad con mayor presencia de ideales feministas?

¡Atención a cómo lo estoy diciendo!, porque el hecho de que más mujeres lleguen al poder, no quiere decir que las reivindicaciones feministas estén garantizadas.

Por el contrario, no es extraño que algunas empresas y organizaciones estén ascendiendo a mujeres porque aumenta su reputación, pero no porque haya una consciencia feminista real en estos cambios.

Es más como otra estrategia de la vieja guardia amoral masculina.

Ya ni siquiera tenemos que poner la cara cuando tengamos que ser los malos, podemos poner a mujeres para que hagan nuestro trabajo sucio. 

Uno de los riesgos de esta época maravillosa será encontrar que, más que por su talento, algunas mujeres serán ascendidas para hacer «fem-washing» así como el famoso y demostrado «greenwashing». 

¿Está la mujer dispuesta a ser usada (otra vez) por hombres o mujeres(no feministas) de mayor rango, como una pancarta publicitaria de la igualdad, el "buenrollismo" y el progresismo?

El dilema es aún más sangrante.

Como mujer… ¿Estarías dispuesta a ser usada como instrumento de las políticas de igualdad (las que son solo fachada) para poder ascender a ese puesto que tanto has querido y del que te sientes merecedora, pero que sin este giro al «feminismo» jamás hubieras conseguido?

Difícil respuesta pero, sin estudios que la avalen, puedo suponer que muchas mujeres dirán que sí.

¿Qué más da un poco de postureo con tal de llegar donde siempre he querido?

Y no me refiero al tema de cuotas de mayor representación femenina tan en boga en Europa, pero aún bastante lejos en otras latitudes del mundo. Lo de las cuotas merece un artículo aparte. 

La reflexión aquí es si las mujeres en el poder serán mejores que los hombres. Así, a secas. 

Aunque ha habido mujeres en posiciones de poder a lo largo de la historia, probablemente nunca como hoy; así que no tenemos datos para afirmar que sí o que no. «La historia lo dirá».

Creo que es importante no ser ingenuos en sugerir que ya hay muchas mujeres en posiciones de poder y que las «cosas» siguen igual de mal. 

Hay mujeres lideresas haciendo auténticos y espectaculares cambios en las gestiones de organizaciones.

Pero también existen mujeres con la capacidad de ser despiadadas y hacer daño, con su poder, a cientos de miles de personas. 

A propósito del dilema planteado, muchas mujeres han escalado puestos porque su inteligencia les ha llevado a concluir que «solo jugando el juego que los caballeros juegan» pueden conseguir lo que de esperar que valorasen su talento y sus méritos, difícilmente sucedería.

No hace falta hacer una lista de cientos de mujeres en la historia que debieron hacerse pasar por hombres para tener una posibilidad de expresarse como seres humanos, artistas, científicas, empresarias, inventoras. 

Creo que el asunto es un poco más profundo de lo que las apariencias muestran.

¿Son las mujeres mejores o «más» seres humanos que los hombres? Está claro que algunos hombres aún no han (hemos) bajado del árbol y solo usan (usamos) una cabeza para pensar, pero esa no es la discusión. 

¿Al buscar igualdad, las mujeres deben desplegar unas cualidades y virtudes superiores a las que se le supondrían a un ser humano cualquiera?

Y ahí, mi respuesta a la segunda pregunta de este artículo: No, las mujeres no son, ni tienen que ser, mejores que los hombres. 

Pero yo si guardo la esperanza de que un mundo más feminista (no feminizado) corrija algunas de las barbaridades que los hombres hemos hecho en virtud de una superioridad basada en la complexión física y en una supuesta inteligencia superior.

Creo que los hombres hemos vivido muy drogados en la historia. 

Ya, en otra parte escribí:

A las(os) feministas no se les puede pedir que actúen como “super-humanos” perfectos que no serán pillados en alguna incoherencia sobre su propio sistema de valores y principios.

Esto, tal vez, no se le puede pedir a ningún ser humano. (En 3 ideas sueltas sobre los celos y el feminismo). 

He visto una serie en una de las plataformas de videos online (no diré su nombre porque no me paga por hacerle publicidad, 🤣🤣🤣 ) que en español(de España) la han titulado «Dilema», pero cuyo título original en inglés es «What/If». 

(Tranqui, sigan leyendo, no me gusta hacer «spoilers»). 

Es protagonizada por Renée Zellweger y en el piloto, ya deja entrever la carga filosófica de la serie. No soy crítico de productos audiovisuales, así que no haré comentarios sobre si la serie es buena o mala.

He leído los comentarios de algunos críticos, pero mi propia ley de Murphy acerca de éstos es que si apalean una producción, lo mejor será no perdérsela.

A lo mejor soy ingenuo y la verdadera intención de los críticos es justamente esa. 😳

Está concebida como un «triller social» que creo que más o menos significa telenovela o culebrón.

Es inevitable pensar en la película «propuesta indecente» («indecorosa», en otros países de Latinoamérica) de Redford, Harrelson y Moore, hace ya bastantes años(1993), solo que ahora los papeles están cambiados. 

Zellweger es una poderosa inversionista que paga por pasar una noche con el esposo de una prometedora científica a cambio de la financiación de la empresa de ésta.

Los papeles están cambiados a los estereotipos tradicionales en este tipo de situaciones.

La multimillonaria es una mujer con, al parecer, gran poder de decisión porque tiene dinero por montones.

El científico, empresario ilusionado con cambiar el mundo no es un «Él» es una ella.

Y el marido tiene un puesto «modesto» en comparación a lo que simbolizan estas mujeres. 

Ya en la introducción, Anne(Zellweger) hace una declaración de intenciones de qué está en juego.

Y ¡Oh sorpresa! es el mismo viejo y manido escenario ético de «si el fin justifica los medios».

Justo de lo que hemos estado hablando y de lo cual ya he hecho otras reflexiones en este otro artículo: ¿Todos(as) tenemos un precio?

Viene a decir esta arpía, malvada, despiadada pero empoderada mujer:

"para conseguir el éxito de la élite tienes que estar dispuesto a tomar decisiones difíciles, hacer cosas desagradables, arriesgar tus bienes más valiosos, y deshacerse de los grilletes diseñados por la sociedad para limitarnos, amor, matrimonio, hijos, y sobretodo, la indeseada imposición de los deseos morales de personas inferiores, porque nada que valga la pena se ha conseguido jamás sin sacrificio, y la verdadera grandeza solo la consiguen los que la persiguen a cualquier precio".

Si te interesa una crítica más técnica de la serie con respecto a sus virtudes audiovisuales puedes leer ésta en ESPINOF: ‘Dilema’: la proposición indecente de Renée Zellweger en Netflix que quizá no quieras aceptar, firmado por Alberto Carlos @albertini en twitter (a pesar del nombre de usuario, creo que no es mago).

La serie es escrita principalmente por Mike Kelley, el mismo de Revenge, otra serie donde el poder de una mujer con músculo financiero se enfrenta al de otra que representa a «la mujer detrás del poder».

Dice Alberto Carlos que «Kelley comentó que su idea sobre la serie viene del hecho de que vivimos en una era de moralidad subjetiva en el no están claras las líneas de -lo correcto-«

¿Puede una mujer ser la mala, malísima de la película (me refiero a las empresas, las organizaciones sociales, los cargos públicos)? Por supuesto.

¿Vendrán todos los «haters» a decir «vió, era mejor cuando mandaban los hombres»? Por supuesto también. 

La mujeres que están a favor de la igualdad están teniendo y tendrán una lupa sobre sus acciones, sobre sus vidas.

Se esperará de ellas una coherencia sobrehumana, porque serán escaldadas ante la más mínima falla en su andamiaje moral. 

Es una época de retos y malabarismos maravillosos donde los valores de la honestidad, la transparencia, la congruencia pondrán en evidencia la evolución ética humana, no solo la de las mujeres.

¿Será una mujer la que apriete el botón rojo de la aniquilación humana?

¿Crees que las mujeres en el poder pueden llegar a ser tan despiadadas como algunos hombres lo han sido?

¿Sientes más presión como persona, por el hecho de ser mujer y esperan que despliegues valores de «ser humano» perfecto, a raíz de esta ola del feminismo?

¿Conoces mujeres en el poder que hayan destacado por se tan «malvadas» como algunos hombres y/o que estén siendo mejores, con diferencia, que algunos de ellos?

Cuéntanos su historia. Por supuesto respetando su identidad y cuidando que no pueda ser identificada por los datos de la anécdota. Nos interesa el «qué» y el «cómo», no el «quién».

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