Para contextualizar adecuadamente este artículo, por favor lee la primera parte. Haz clic aquí.
¿Estarías dispuesto a ir detrás de las mujeres, permitiendo que hubiera un liderazgo femenino mayoritario que decidiera sobre las principales cuestiones del devenir de la humanidad?

¿Qué pasaría si las tornas se voltearan y los hombres estuviéramos efectivamente subyugados por las mujeres?
¿Qué pasaría si del heteropatriarcado pasáramos al “heteromatriarcado”?
Pues según mi lega opinión, no pasaría nada. No en el sentido de que no sería una gran revolución, sino que estaría bien, que no habría problema que así fuera, aunque en el proceso pasemos por “lágrimas, sudor y sangre” en ambos “bandos”.
Esto de bandos está entre comillas porque soy un defensor de que en los seres humanos no hay razas (como lo han dicho los biólogos), que somos una sola, que por imperativo biológico estamos representados (que no divididos) en dos sexos, pero que somos una misma humanidad.
Así que no somos dos bandos. Somos solo uno, el de la humanidad. Pero, está claro que algunos sectores de uno y otro lado de la representación sexual de la humanidad sí que lo ven como una guerra.
Yo mismo he planteado que uno de los retos del liderazgo femenino es que no cometan los mismos errores que hemos cometido los hombres y que han sido los causantes de que el “orden” actual de las cosas sea como es.
Seguimos siendo gobernados por hombres, las decisiones macro políticas y macroeconómicas las siguen tomando principalmente hombres. Y según las previsiones seguirá así por muchos años. Pero, al ser parte de la raza humana, las mujeres tienen derecho a cometer todos los errores que finalmente se muestren como tal.
Si el monto de desaciertos que los hombres hemos cometido a través de la historia es un cupo de crédito, podría decir que el cupo de las mujeres apenas si empieza a utilizarse. Mi deseo sería que las mujeres no cometieran los “mismos” errores. Y lo digo como un ciudadano ante una promesa electoral cuando las mujeres sean tantas o más que los hombres en los órganos de decisión.
¿Pueden ser las mujeres tan déspotas, corruptas, sanguinarias, manipuladoras y destructivas como lo han sido algunos hombres a lo largo de la historia?
Por supuesto, y hay algunos ejemplos que son fáciles de conseguir. Pero, ¡cuidado!, nunca en la misma proporción de los hombres.
La visión, el toque, la inspiración femenina ha de ser y será, tan imperfecta como la que ha sido la de los hombres. Porque somos todos representantes de una raza bastante errática que a la larga no cambiará el volumen de aciertos que tendremos como humanidad.
Lo que los hombres, reacios a “bajarnos” de nuestros privilegios, no nos hemos dado cuenta es que cualquier acto en contra de la otra representación de la humanidad es una acción contra ellos mismos.

Y, aunque suene bastante obvio, hay que decirlo, todo lo que hagamos en pro de la igualdad, de la aplicación real de los derechos de las mujeres es un favor que nos hacemos a todos (sí, en masculino).

Herencia envenenada
Es tal la herencia envenenada que tenemos los hombres que se nos sale por todas partes. En la manera de escribir (seguro que sin pretenderlo he dicho alguna barbaridad no consecuente con la lucha feminista), en la manera de mirar, de sentir, de dirigirnos a las mujeres y a lo que éstas representan y hacen.
Y aunque algunos neurocientíficos digan que efectivamente procesamos la información de manera diferente (que tenemos “dos” versiones de cerebro), eso no implica que la visión masculina deba incluir una especie de designio natural (“divino” según otros y otras) para gozar de mejores posibilidades que las mujeres.
Los hombres somos y podemos ser seres transformadores positivamente de las realidades sociales para que todos y todas, accedamos a las mismas oportunidades en condiciones equitativas a nuestras particulares formas de existir y ser.
¿Azar biológico?
Aunque la ingeniería genética nos permita elegir el sexo de nuestras próximas generaciones, hasta hoy, en términos de azar biológico, es un accidente que algunos seamos hombres y otras mujeres (y todas sus posibilidades: hombres que son mujeres, mujeres que son hombres, hombres y mujeres que no se siente ni hombres ni mujeres).
Y no sabría especificarles en este momento, cuáles han sido estos privilegios, pero sí puedo decir que es una sensación de que, frente a ciertas circunstancias, yo lo tenía fácil o normal, mientras que a las mujeres de mi alrededor les costaba más.
No quiero ningún privilegio por ser hombre. Quiero todos los privilegios que por ser humano concertemos que nos debemos dar como muestra de nuestra supuesta capacidad de evolucionar. Y los quiero para mí y para el resto de las representaciones de la humanidad.


¿Caminar detrás de las mujeres?
Estoy dispuesto a caminar detrás de las mujeres, llevo (llevamos) mucho tiempo delante de ellas, marcándoles el paso, diciéndoles dónde deben pisar, haciéndonos más anchos para que ellas no pudieran mirar hacia adelante con claridad y no les quedara más remedio que caminar con mirada hacia el suelo para seguir nuestro rastro o hacia el cielo, buscando el consuelo de seres imaginarios que vinieran mágicamente a calmar su marginación.
Es el tiempo de las mujeres. No es el tiempo de que los hombres demos un paso al lado para que ellas puedan ser más visibles, se trata de no ocupar todo el espacio. Se trata de verlas como lo que son, una representación de nuestra propia humanidad.
Probablemente no seremos una mejor sociedad gobernados por mujeres. Incluso a lo mejor, podríamos estar peor. Pero estoy dispuesto a correr el riesgo, solo por el hecho de equilibrar los tiempos de liderazgo.
Aunque no me gusta profetizar, ya que probablemente no me tocará verlo, ya sabemos lo que pasará. Después de un tiempo de liderazgo efectivo de las mujeres descubriremos que un liderazgo compartido, probablemente será una mejor idea que estos bandazos en los andamos por estos tiempos. Para llegar a ese momento, requerimos hacer mucho trabajo en casa, con nuestros niños y nuestras niñas.
¡Comenta y comparte!
¿Si no puede ser al lado, estarías dispuesto a ir detrás de las mujeres en las próximas décadas?

¿Te gustaría tener una consulta conmigo?
Envíame un mensaje y hablamos
