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¿No logras salir de esa tristeza?

Que las personas tengan tristezas por un sinnúmero de causas no es solo habitual sino también inevitable e incluso deseable.

En este artículo te mostraré algunas de los temas centrales que tienen en cuenta la Terapia Estratégica Breve –TEB-  (mi orientación psicoterapéutica) con respecto al manejo de la tristeza y de la depresión.

La TEB plantea que una de las principales trampas por las cuales se crean, mantienen y perduran los problemas se debe al intento equivocado de solución que aplican una y otra vez a determinadas situaciones que de otra forma no pasarían de ser una dificultad cotidiana insignificante.

La trampa del “sé alegre”

Independientemente de la gravedad o dureza de la causa que provoca la tristeza, intentar contrarrestarla con la tácita idea de que el estado deseable de las personas, y por tanto de sí mismo, es estar permanentemente alegre o por lo menos “no triste”, genera más tristeza, contrario a lo que la lógica ordinaria y el sentido común sugieren. Esta idea de obligarse a estar alegre, o de alegrar a quien no lo está, no solo es aceptado como la ayuda más lógica y humanitaria sino que está tan difundida que cualquier variación al respecto puede verse como una actitud cruel o desalmada hacia los demás y como un nivel de baja autoestima para sí mismo. Sin embargo, obligarse a estar alegre provoca paradójicamente que la persona esté aún más triste, ya que si, como sucede a menudo, estos intentos de ánimo no consiguen su cometido, la persona empezará a pensar y a sentir que su problema es aún más grave. 

Si este intento errado de solución se mantiene en el tiempo, la situación se convertirá con mucha probabilidad en una depresión.

La doble tristeza

Los intentos de consolar, animar, alegrar a las personas que están tristes, “down”, de “bajón”, pueden llevar a los candidatos de configurar una depresión al estado de la doble tristeza. Cuando nuestro estado de ánimo empieza a “no ser el mismo” se disparan las alarmas, tanto las internas, personales, como las de las personas a nuestro alrededor. 

La persona está triste por el motivo original que la generó y empieza a estar triste porque ella misma o todo su séquito de bienintencionados “alentadores”, le hacen una lista de por qué no debería estarlo y de lo privilegiado que es porque hay personas en situaciones mucho más complicadas, de lo bonito que está el día, de que por lo menos aún tiene salud, que las cosas no son tan graves, que mañana será otro día, que no hay nada que no se resuelva con una buena salida a cine o a tomarse unas copas y en fin, toda una pléyade de argumentos que tienen la misma base: “No se debe, no puedes, no es normal, no es aceptable estar triste”.

La persona llega a estar triste por estar triste, además de la causa primera, que a estas alturas puede haber quedado difuminada en la memoria, se le suma el hecho de que al parecer esa tristeza no debe ser la reacción “normal” o esperada.

La TEB y la depresión

Una vez descubierto el mecanismo que hace que la persona haya quedado atrapada en una solución equivocada, la TEB cuenta con una serie de técnicas que permiten a la persona abandonar dichos intentos infructuosos de animarse a la fuerza y reconducir sus esfuerzos a una aceptación más “natural” de sus procesos emocionales y con esto una reactivación de sus recursos internos para no quedarse bloqueado en la tristeza y seguir con su vida.

La trampa del “vamos, ¡Anímate!”

Contar con una palabra de aliento puede ser un gesto de solidaridad, amistad y amor muy loable, pero si se convierte en un imperativo, en una especie de obligación, podrá llevar a la persona a retener, más que dejar ir, a la tristeza. Muchas de las depresiones diagnosticadas son simplemente tristezas mal intervenidas que se enquistan en el sistema de soluciones intentadas y que puede, como se sabe, llevar a graves consecuencias personales, familiares y sociales.

Cabe mencionar bajo esta perspectiva si “enfermedades” como la depresión o el trastorno bipolar realmente existen o son el resultado de las buenas intenciones de los especialistas y familiares que los diagnosticaron. Lamentablemente desarrollar esta idea excede las posibilidades de este artículo. Baste decir que la TEB ha demostrado ser muy eficaz en una gran variedad de tipos de depresión. 

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